Unas palabras para Clarice Lispector

Diana Perdomo ( autora invitada)

Estimada Clarice, esta es una carta que jamás leerás, al menos que haya vida después de la muerte y que allá arriba nos dejen buscar a la gente que en vida deseábamos conocer.

Me pregunto: ¿Cómo sería sentarme a tomar un té contigo?

Te acabo de ver en una entrevista y me da la sensación de que te repela que indaguen sobre tu vida. Tal vez sería un encuentro de silencios infinitos que regalan una presencia absoluta en la mirada y en el sentir.

Me gustaría decirte que leerte, es leerme. En tus letras pude ver, cómo es “vivir en carne viva”, cómo la hipersensibilidad puede servir de material para crear, escribir sin pretender agradar a los otros, solo disfrutar el fluir de las letras que con facilidad se gestan cuando se vive la vida con tal intensidad; porque el material  se lleva en la piel, en el entorno, en nuestras memorias involuntarias, en los objetos inanimados… como dices tu: “solo basta quedarse mirando fijamente un armario o una mesa de noche, para que nazca un diálogo con ellos”.

La siguiente frase de tu autoría: “Quiero que cada frase de este libro sea un clímax”, devela la intensidad de tu sentir. Te conocí por medio del libro “Un soplo de vida”, (en algún momento escuché que ese libro es uno de los últimos textos que escribiste, tal vez predecías que se acercaba tu último soplo). Volví a retomar el libro para escribirte esta carta con material fresco. Aquel libro que lleva en la portada tu rostro con los ojos cerrados, es una fotografía que proyecta un estado de ánimo placentero; dejé correr libremente las páginas en mis manos hasta llegar a una de tus frases, como una especie de oráculo que tenía que ser leído en ese instante, el mensaje oculto decía lo siguiente:

“Me voy acumulando, acumulando, acumulando, hasta que no quepo en mí y estallo en palabras”.

Nuevamente repito, leerte es leerme.

No te imaginas cuanto disfruto leer aquellos libros que no guardan una perfecta coherencia o línea del tiempo, los disfruto porque mi mente dispersa necesita giros inesperados para centrar la atención; cambiar de una página a otra y encontrarme de repente otro estado emocional o contexto me ayuda a mantenerme enfocada en la lectura, como la mirada de un loro que amplia y recoge sus pupilas ante inesperados estímulos externos. Al terminar aquel libro me dejaste con la sensación de que en cualquier momento podría escribir un libro propio, que hable de todo o de nada. Gracias por enseñarme a escribir sin pretensiones.

Dices que no te gusta que te llamen escritora, que eres una amateur, prefieres ese terreno de aparente inexperiencia objetiva, para no llenarte de las exigencias, ni las expectativas absurdas que nos atribuyen los otros.

Debo reconocer que tus altos niveles de seriedad en la entrevista cambiaron la perspectiva de la mujer que había imaginado por medio de tus letras. Parece que la calidez se perdió por algún suceso. Al entrevistador le manifestaste que en ese instante estabas muerta, que le hablabas a él desde tu tumba, lo expresas con tal naturalidad como si estuvieras haciendo una simple descripción del color blanco o negro.  También expresaste que sólo cuando escribes te sientes viva; a veces la escritura nos da esa sensación, la memoria lúcida nos hace sentir vivas. En este preciso instante estoy siendo testigo de esa sensación, exaltamos lo valioso, por ejemplo, lo más valioso en este preciso momento es escribirte esta carta, nada más me importa en el minuto siguiente, se desaparece lo externo y solo quedas tu frente al papel. Dialogo imaginariamente contigo y me doy cuenta que es un acto sublime.

Si alguien me llamara al celular en este instante no le contestaría, después le devolvería la llamada a aquella persona que intentó interrumpir nuestro encuentro y le diría que no le contesté porque conversaba con Clarice Lispector, el otro tal vez me hubiera preguntado… ¿quién es ella? Y yo le hubiera leído esta carta para que te conociera.

Gracias por regalarle tus creaciones al mundo. Gracias por regalarme la confianza de escribir libremente. Si me preguntas ¿cuándo nacerá un libro de mi autoría?, yo te respondería, que no tengo ni idea, la vida se encargará de presentarme el tema o tal vez mi universo fantasioso me haga crear diálogos con objetos inanimados.

Me voy despidiendo sin crear una carta poética o con ritmo. No me importa si te gustan o no mis palabras, solo quiero que sepas que disfruté profundamente esta pequeña cita silenciosa.

Hasta la próxima…

Soy una desiigual hipersensible a la vida. Exploradora de las nubes en movimiento. Amante de las artes en todas sus formas y expresiones. Imaginar y crear, son mis dos hobbies favoritos.

PD. Estos escritos son una muestra de ejercicios realizados en el taller de escritura: narrativas autorreflexivas una apuesta por lo cotidiano. Abril—Mayo 2023. Educación Continua. Pontificia Universidad Javeriana. 

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